La artesanía en el Antiguo Régimen era una actividad libre para muchos campesinos, que elaboraban sus propios aperos. En las ciudades, sin embargo, era más frecuente que el artesanado se organizara en corporaciones derivadas de los gremios medievales, que monopolizaban la producción de un sector.
Entre los gremios había una enorme variedad de riqueza y rango social. Cada corporación concedía permiso a los maestros para ejercer su oficio. El maestro era, por lo general, el propietario del taller, y a menudo ejercía un poder paternalista sobre oficiales y aprendices.
Durante el siglo XVIII los artesanos se vieron amenazados por la competencia de los productos de fuera de las ciudades, sus talleres entraron en decadencia y muchos se vieron obligados a trabajar en manufacturas como asalariados. |