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Arma destructiva |
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2. El fuego del infierno |
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Polvo-ra fue el nombre que recibió el polvo al que se reducía el salitre, el carbón y el azufre con el que se fabricaba el primer explosivo conocido. Capaz de vomitar fuego por el orificio de un conducto de hierro, este compuesto se descubrió probablemente por los chinos ya en el siglo IX, y se conoce en Europa desde mediados del siglo XIII.
No se sabe como llegó, pero su fama destructiva llevó a algún cronista a afirmar que había sido el propio diablo quien había traído este “fuego del infierno” de China:
"Llamaron en plena noche a las
puertas del monasterio, y al hermano lego que abrió un hombre negro
envuelto en un gran manto le tendió una bolsa de cuero y se fue. El
hermano alcanzó a ver, a la luz de la vela, que bajo la capa del desconocido
salía un grueso rabo que se agitaba rabiosamente al aire, y que, en
los pies, en lugar de zapatos, llevaba pezuñas".
Este texto atribuido a un cronista medieval hace mención a la llegada
a Europa de la pólvora, que era lo que contenía la bolsa. Los chinos
habían comenzaron a utilizarla para fuegos artificiales, y tardaron
en entender su potencial como explosivo y propulsor de proyectiles.
La utilizaron como arma de fuego con el invento de los lanzallamas
de bambú y las granadas incendiarias de papel grueso. Se sabe que
los ejércitos árabes la usaban, y es buena muestra de ello la narración
del sitio de Algeciras (1343), incluida en la Crónica
del Rey Don Alfonso XI:
"Los moros tiraban muchas pellas de fierro que las lanzaban con truenos,
de que los cristianos habían muy grande espanto, ca en cualquier miembro
de ome que diese levábalo a cercén como si se lo cortasen con un cuchiello;
e quiera que ome fuese ferido della, luego era muerto, e non avía
cerugía ninguna que le pudiese aprovechar; lo uno porque venía ardiendo
como fuego, e lo otro porque los polvos con que le lanzaban eran de
tal natura que cualquier llaga que ficieses, luego era el ome muerto".
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