Aplicaciones didácticas
Objetivos
- Disponer de una propuesta de elaboración de proyectos aptos para su aplicación en el aula, cuyo nexo es la utilidad del procesador de textos como herramienta soporte para el aprendizaje.
Ante la pujanza arrolladora y la universalización de la civilización mediática, a la que no puede estar ajena la informática, las instituciones escolares y académicas y sus profesionales no podemos por menos que aceptar el reto de abordar la manera de integrar las tecnologías digitales que la sustentan, de su forma de trabajar y de muchos de sus contenidos, optimizando todo ello e intentando ponerlo al servicio de las metas educativas.
Este trabajo es sin duda complejo y no está exento de polémica, entre posturas que van desde la aceptación sumisa y simplista de la utopía tecnológica (la gran revolución democrática e incruenta de la humanidad, para unos) hasta el rechazo absoluto de las NNTT (Nuevas Tecnologías), por razones que adquieren incluso un tono apocalíptico (la consagración de la banalidad, instrumentos de dominio cultural y de control de mercado..., para otros), que ya hace años (1965) planteaba de forma magistral el semiólogo Umberto Eco en un ya clásico libro sobre los medios de comunicación: Apocalípticos e Integrados ante la cultura de masas; y que básicamente podemos resumir en una idea simple: por una parte están los llamados "apocalípticos" que encuentran en la cultura de masas la hipérbole de lo que consideran la "anticultura", para ellos signo de la decadencia total. Su calificativo se debe a que exponen el fenómeno con tonos apocalípticos y se resisten a reconocer cualquier nuevo elemento como valioso, ya que esto implicaría un cambio que a la larga puede llegar a la aniquilación total de los patrones culturales ya establecidos. Condenan todo aquello que tenga que ver con nuevas tecnologías y su empleo, y rechazan la distribución de información en abundantes cantidades y de forma que llegue fácilmente y sin mucho esfuerzo intelectual al receptor.
En un claro contraste, los "integrados" son aquellos que creen, de manera optimista, que experimentamos una magnífica generalización del marco cultural, y defienden este fenómeno ciegamente. Están convencidos de las bondades de las nuevas tecnologías, y las difunden como parte fundamental de un futuro más libre y prometedor.
Eco considera que existen equivocaciones en ambas posturas y propone un enfoque diferente a este conflicto ideológico. Por una parte, los "integrados" tienen un descuido grave cuando sostienen que la producción cultural es buena en sí y por lo tanto no debe ser criticada; por la otra, los "apocalípticos" fallan al considerar la cultura de masas como irrelevante sólo porque es industrial, sin ver las aportaciones valiosas que muchas veces puede generar.
Los ordenadores han entrado de forma irreversible en la escuela (en su acepción más amplia, desde Preescolar a la Universidad) y el profesorado no puede estar ajeno a esta circunstancia, so pena de caer en la idea ya expuesta hace muchos años por el canadiense Marshall McLuhan, en el sentido de considerar a la escuela como un automóvil con el espejo retrovisor más grande que el cristal delantero (profesores del siglo XX, con metodología y contenidos del XIX, preparando alumnos del siglo XXI) y, en consecuencia, tenemos la obligación moral (y en algunas áreas y materias del currículum escolar, real), de integrar la informática como un medio más a nuestra disposición y a la del alumnado, como medio de enseñanza y aprendizaje y, en algunos casos concretos, como materia curricular en si misma.
Los procesadores de texto son, sin lugar a dudas, uno de los programas informáticos con más posibilidades de integración en las distintas asignaturas del currículum educativo, dado que la escritura es una herramienta fundamental y básica en el quehacer escolar. Sin embargo consideramos que es en la asignatura de Lengua y Literatura donde, de forma más natural, ofrece todo su potencial.
Este módulo del curso, totalmente opcional y orientativo, pretende dar una serie de ideas que entreabra la puerta a esa integración didáctica. Dejamos en manos del profesorado abrirla de par en par para desplegar todo su potencial educativo, que cada uno de nosotros debe adaptar al nivel de destrezas y conocimientos de nuestro respectivo alumnado.
Muchas de las actividades que a diario se realizan en las aulas se articulan a través de la escritura, destreza que se considera fundamental en la educación y en la vida de las personas. La escritura es uno de los vehículos mediante los cuales las personas se comunican y expresan sus ideas. Por esto, en la escuela esta habilidad forma parte principal de todos los currículos.
El aprendizaje de la escritura comienza en los primeros estadios de la escolarización y se prolonga a lo largo de toda la vida escolar. En cualquier metodología que se utilice para su enseñanza, la propia acción de escribir adquiere una gran importancia.
Existe un tipo de programas informáticos cuya finalidad es facilitar la creación de textos, su modificación y edición: son los procesadores de textos. En la enseñanza podemos aprovechar sus potencialidades para apoyar los procesos de aprendizaje de la escritura.
Cuando escribimos, solemos repetir determinados procesos: ordenar las propias ideas, expresarse con corrección gramatical, producir textos limpios y legibles.
Un procesador de textos hace las veces de máquina de escribir, pero con unas características especiales: se puede borrar cuantas veces se quiera, copiar trozos de texto repetidamente, utilizar en el mismo texto diferentes tipos de letra, cambiar el orden de los párrafos, ampliarlos, reducirlos, en fin, manipular los textos de tal manera que se obtenga un resultado final plenamente satisfactorio.
Este tipo de programas informáticos pueden ser utilizados normalmente en las aulas al igual que se hace con otros materiales, pero con unas características especiales de las que carecen otros. No podemos olvidar que el procesador permite integrar en una misma producción escrita la labor de varias personas. Por ello, juzgamos de interés conocer cómo los procesadores de textos se pueden integrar en las actividades cotidianas de enseñanza y aprendizaje como un instrumento didáctico que facilita los procesos de escritura y potencia el trabajo cooperativo.
Es un hecho observable que el uso de los ordenadores en el aula supone una importante fuente de motivación para el alumno. Esta motivación inicial puede mantenerse si el profesor es capaz de diseñar actividades bien estructuradas e integradas de forma adecuada en el currículo.
Para conseguir este objetivo, intentaremos que el uso del procesador aporte un entorno de trabajo en el que se vean facilitadas las acciones comunicativas entre el alumnado, donde la pantalla pase a ser un lugar común en el que las ideas toman forma y pueden reelaborarse sin necesidad de perder en estructura, presentación y organización.
Daremos pistas de cómo se pueden utilizar los procesadores de texto en el aula, presentando una serie de ejercicios de distinto nivel de complejidad, para que podamos adaptarlos, en función de las habilidades y destrezas que tenga nuestro alumnado, tanto por sus conocimientos y manejo de los procesadores de textos, como en el desarrollo de los contenidos de la propia asignatura, y viendo qué tipo de actividades se adecuan más a sus características. En cualquier caso el objetivo es llegar a comprender las ventajas que esta herramienta informática aporta al proceso de aprendizaje de la escritura.
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