Entre los pueblos germánicos que se habían instalado en la Península solo uno tuvo capacidad de crear un reino: el pueblo suevo. Los otros invasores fueron moviéndose de su asentamiento primitivo o fueron debilitándose. Los vándalos asdingos, tras luchar con los suevos, se dirigieron hacia el Sur, donde convivieron con los vándalos silingos hasta que en el año 429 pasaron al Norte de África y crearon allí un reino vándalo.
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