El Partido Liberal-Conservador fue el primero de los dos que se constituyó. Su líder era Antonio Cánovas del Castillo, quien intentó aglutinar en su seno a los antiguos moderados partidarios de Isabel II, aunque anulándoles políticamente, pues desconfiaba de su inflexibilidad, y a los miembros de la Unión Liberal, incluidos algunos de los que apoyaron la revolución de 1868.
También englobó en sus filas a personalidades destacadas, como el general Martínez Campos (aunque luego pasó a las filas liberales) y también a grupos cercanos al carlismo, pero que aceptaban la legitimidad alfonsina, como la Unión Católica de Alejandro Pidal.
A la muerte de Cánovas, el partido tuvo dificultades para encontrar su relevo, y se acentuaron divisiones internas en torno a figuras emblemáticas del partido: Romero Robledo, Silvela o Maura. |