Los Estados Unidos apoyaron logísticamente a los insurrectos cubanos. En 1898 enviaron el acorazado Maine al puerto de La Habana en misión de paz. Pero el Maine explotó, lo que se atribuyó a una mina española (después no se ha conseguido establecer una causa que convenza a todos), y EEUU declaró la guerra a España.
La marina norteamericana bloqueó a la escuadra española en el puerto de Santiago de Cuba, que recibió orden de salir, pese a las recomendaciones del almirante Cervera. Todos los barcos españoles fueron destruidos el 3 de agosto de 1898. Con apoyo de los cubanos, los norteamericanos ocuparon Santiago. Este Desastre convenció al gobierno español a capitular y a ceder Cuba, Puerto Rico y Filipinas (Tratado de París).
Cuba, libre de España, quedó definida por el gobierno de una oligarquía y una economía de monocultivo, sometida al dominio de los intereses norteamericanos. En efecto, la enmienda Platt a la nueva Constitución cubana concedía a los EEUU el derecho a intervenir en los asuntos internos de la nueva república, negándole la condición de “soberana”. Los Estados Unidos también se anexionaron Puerto Rico y Filipinas. |