La implantación en España de la monarquía de Amadeo de Saboya, provocó una nueva guerra carlista a partir del 8 de abril de 1872. Carlos VII y su hermano Alfonso Carlos intentaron imponer al nuevo rey sus derechos al trono con un alzamiento en Cataluña que se extendió a Navarra, al País Vasco y al resto de la Península.
Las primeras derrotas obligaron a Carlos VII a abandonar España en el mes de mayo. Pero las hostilidades se recrudecieron desde el verano de 1872 hasta la conquista de Portugalete por los carlistas en 1873. En los primeros meses de 1874 sitiaron Bilbao hasta que el general Concha consiguió levantar el asedio el 2 de mayo de dicho año.
Finalmente, al producirse la Restauración borbónica en la figura de Alfonso XII, el propio rey dirigió al ejército del norte con el propósito de dar fin a la contienda. Depués de la derrota de Lácar (Navarra), el 28 de febrero de 1876, las fuerzas alfonsinas conquistaron Estella, capital carlista, lo que supuso la huida definitiva del pretendiente y el fin de las guerras carlistas. |