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 Intercambios con lugares lejanos |
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Con la caída del Imperio romano de Occidente no solo desapareció un gran poder y terminó una etapa de la historia, sino que se produjeron importantes cambios en la economía en general y en el comercio en particular. La paralización de los intercambios en el Mediterráneo, que había presenciado un gran movimiento durante la Antigüedad, se agudizó con la llegada de los árabes. Otras partes de Europa no tuvieron mejor suerte, especialmente al tener que hacer frente a las invasiones de pueblos como los vikingos o los húngaros.
Los intercambios fueron poco importantes, hasta que se inició su revitalización en el siglo X, y luego una revolución comercial en el siglo XII. El gran estímulo llegó desde Constantinopla donde nunca se había parado el comercio con Asia. Mercaderes bizantinos no dejaron de comprar las especias, llevarlas a Constantinopla, y desde allí enviarlas por barco a algunos puertos italianos. Las ciudades italianas consiguieron el monopolio de este comercio, que llegaba de Asia por rutas terrestres o marítimas. La ruta de las especias combinaba partes por tierra y partes por mar. La ruta de la seda era fundamentalmente terrestre.
A cambio de esos productos, se exportaban de Europa materias primas o metales, pero lo que salía de Europa era principalmente oro y plata, productos deseados por los mercaderes asiáticos en general o chinos en particular como pago de los productos que ellos les entregaban.
El comercio se convirtió en un oficio importante y que podía reportar beneficios considerables. Los comerciantes tenían que conocer su oficio, y no faltaron manuales de buenos consejos para la práctica del comercio o del oficio de mercader. |
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PREHISTORIA
