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Intercambios con lugares lejanos |
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2. Ruta de la seda |
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Una de las rutas comerciales más importantes durante la Edad Media fue la ruta de la seda. Durante muchos años, comerciantes chinos principalmente transportaban por ella no solo sedas, sino también pieles, te y especias, a cambio de oro y plata, piedras preciosas y lana. La ruta recorría aproximadamente 4.000 kilómetros desde China al Este de Europa, cruzando por el Sur de Asia y el Próximo Oriente. Desde la ciudad china de Xian, pasaba por otras ciudades chinas como Lanzhou y Turphan, recorría algunas de las ciudades de Kazastan, al Norte de Afganistán, como Tashkent, Samarkanda y Bukhara, para llegar a Teheran, Tabriz y Ankara, como antesala de su destino final, Constantinopla. La belleza de las ciudades que se construyeron con el flujo de dinero que a ellas llegaba, ha dejado importantes monumentos que se proponen como patrimonio de la humanidad.
Poca gente hacía la ruta de la seda completa. Los productos pasaban de un mercader a otro por segmentos. El comercio se hacía, pues, en cadena, con enlaces de mercaderes en determinados puntos de la ruta. Era un camino peligroso, con bandidos dispuestos a asaltar las caravanas en los lugares más inesperados.
La ruta de la seda fue también fue importante ruta de intercambio de información e ideas. El budismo viajó desde la India a China a través de la ruta de la seda. No fue solo vía comercial, sino camino de encuentro e intercambios de las civilizaciones de Oriente y Occidente. Muchos viajeros se aventuraban a hacer esta ruta no solo por el comercio, sino también por la aventura y el conocimiento. No faltaron quienes la utilizaron como un medio excelente para expandir su poder: los mongoles en el siglo XIII la aprovecharon para crear el gran Imperio Mongol. |
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