En los años 1909 y 1917 se produjeron dos crisis importantes, acompañadas de graves desórdenes sociales. Crisis que pusieron en evidencia la creciente ineficacia y descomposición del sistema político.
La crisis de 1909 fue conocida como la Semana Trágica de Barcelona. Su origen estuvo en el llamamiento a filas de reservistas para la guerra marroquí. Violentos desórdenes tuvieron lugar en el puerto cuando iban a ser embarcados los soldados, en su mayoría pertenecientes a las clases populares.
A ello se unió una huelga general convocada por los anarquistas y los socialistas: sectores urbanos de Barcelona quedaron aislados mediante el levantamiento de barricadas y el conflicto se extendió a otras ciudades catalanas. Acabó derivando en un motín anticlerical, con el incendio y saqueo de numerosos conventos.
El gobierno conservador de Maura reprimió con dureza el conflicto. El pedagogo anarquista Ferrer Guardia fue acusado de promover los desórdenes, condenado a muerte y ejecutado. El hecho levantó las protestas de las izquierdas (a las que se unió el propio Partido Liberal) y dio lugar a una campaña internacional al grito de “¡Maura no!”.
Todos estos acontecimientos obligaron a la dimisión de Antonio Maura, que fue sustituido por Eduardo Dato.
|